Desde siempre he conocido al trabajo, como un hecho social, hecho este en el que se relacionan varios actores, conocido el uno como patrono, y el otro como el trabajador. Estos son conocidos también como empleador y empleado.
Tratando de interpretar qué es el trabajo
Para ingresar a un sistema productivo formal, se requiere dominar una profesión, un arte, o un oficio. Esta relación está regida por una serie de normas jurídicas y normas sociales de obligatorio cumplimiento.
Todo Estado-nación es garante del auge y desarrollo de esta actividad de tipo productiva, a través de inversiones producto de la explotación de los recursos con los que cuenta cada país.
Cuando existen los recursos, pero no hay tal inversión, las fuentes de trabajo disminuyen; y con ello, las posibilidades de adquisición de los medios para la satisfacción de las necesidades básicas de una población para optar a una mejor calidad de vida.
Es a este nivel (falta de recursos y de ingresos), donde las personas optan por migrar de un sistema productivo formal, a uno informal, donde no existen reglas, normas ni compromisos de tipo patronal; pero donde por supuesto, no existe ningún tipo de garantías, y donde se está a merced de los riesgos a la vuelta de la esquina.
Sin embargo, cuando existe la necesidad real de producir dinero para atender las necesidades básicas de una familia, el temor a los riesgos es dejado atrás, debido a que el obstáculo a vencer es la subsistencia. De allí que lograr ingresos es prioritario para la adquisición de bienes y servicios que permitan una aceptable, o una buena calidad de vida para un grupo familiar que se encuentre al cuidado de un adulto responsable.
Resulta ya muy común el hecho de encontrarse en la calle a brillantes profesionales y/o artistas de renombre a nivel local, nacional e internacional, realizando labores muy distintas a sus ambientes de trabajo natural, movidos por la esperanza de lograr rápidos ingresos, a través del comercio informal, o por medio de la ejecución de tareas diversas.
La presente reflexión, producto de una sencilla observación que no requiere de un profundo estudio científico, está referida o circunscrita a muchas personas que optan por migrar de sus lugares de orígen, por no encontrar la manera de gestionar otras formas de ingreso.
La dignidad y el trabajo
Hay una frase cuya autoría corresponde a Karl Marx (1.818-1883): “el trabajo dignifica al hombre”, a través de la cual resume en parte su filosofía sobre la relación del hombre con su propia naturaleza; y donde esta dignificación se refiere a la persona que se siente capaz, útil, autosuficiente, necesaria y perteneciente a una sociedad económicamente activa.
Refleja una fase de la realización personal de cada individuo, al percibir un ingreso económico por medio de su propio esfuerzo, sin recibir regalos o dádivas de alguien más.
Según lo anteriormente expresado, la dignidad no consiste en el tipo de trabajo que realiza el individuo, sino en la persona que lo realiza. De allí que es la persona humana quien le confiere dignidad a cualquier trabajo, y es esa persona (el trabajador), quien hace digno al trabajo.
El trabajador debe ser tratado por consiguiente en forma digna, sea quien sea, sin importar la profesión, el arte u oficio en el que se desempeñe, y las causas o motivos por las que lo realiza.
Hay obras que han sido ejecutadas por grandes y reconocidos profesionales y artistas, que valen únicamente por quienes las realizaron; mientras que hay otras que gozan de gran esplendor, belleza y utilidad y representan poco valor económico, porque sus autores no gozan de un gran reconocimiento.
A fin de cuentas, lo que importa es lo que queda, y lo que queda son las obras, producto del trabajo de las personas, sin importar la profesión, el arte o el oficio en el que se desempeñen, y del que provengan.
Valga también tomar en cuenta, que el reconocimiento de las personas es necesario, porque las obras son producto de sus esfuerzos, su intelecto, su pasión, su dedicación, su tiempo y hasta su propia vida, representada a través de ellas.
Mi reconocimiento a todos y todas quienes día a día hacen posible; a través de sus buenas obras, producto de su trabajo, un mundo mejor, más humano, un mundo en el que todos podemos vivir con dignidad, con respeto hacia nosotros mismos, valorados y respetados por los demás, con igualdad de derechos, como parte de las necesidades del ser humano.
Envíame tu comentario. Te espero en una próxima entrega.
Hasta pronto.