Generalmente, cuando adquirimos un producto, no nos gusta leer las indicaciones incluidas dentro de un manual de instrucciones; mucho menos las letras pequeñas, que por lo general nos alertan sobre una posible falla de uso, qué hacer en caso de requerir que se active la garantía de dicho producto, o qué hacer para que no se produzca alguna falla del mecanismo, ya sea mecánico, o digital. Simplemente estamos ansiosos por abrir el paquete, o la envoltura, y descubrir el contenido. Por esa razón llama poderosamente la atención saber por qué algunas personas actúan de esa manera, y cómo piensan los demás acerca de este interesante tema, en el que todos estamos envueltos de una u otra forma, ya sea por necesidad, impaciencia, curiosidad, o porque es parte de nuestro comportamiento normal.
Realidades distintas
El qué y el cómo piensan las personas sobre un tema como este, nos lleva a conjeturar acerca de los resultados de nuestro comportamiento. Sin darnos cuenta, quienes conforman nuestro entorno; quizás sin saberlo, y otras veces de manera intencional nos obligan a reaccionar de forma apresurada, dependiendo de la edad de la persona, la época, la ocasión y por supuesto, la intención. Reaccionamos tal y como otras personas quieren, de forma casi mecánica o premeditada, como si esto fuera parte de un reflejo condicionado por la sociedad en la que vivimos.
Pongamos como ejemplo, la época decembrina, en la que según las tradiciones y las posibilidades, en muchos países se acostumbra a entregar regalos a las personas de diferentes edades; a los familiares y amistades, y sobre todo, a los niños. Cada uno, dependiendo de quién le da el regalo, su grado de afinidad o nexo consanguíneo, las condiciones de convivencia con quien recibe el regalo, el tiempo o la lejanía (en caso de reencuentro), va a producir una reacción distinta, despierta un sentimiento diferente: amor, alegría, tristeza, ansiedad, esperanza, etc. Generalmente suele ser tomado dicho regalo con mayor o menor emoción; esto refleja las distintas formas en que cada quién vive su propia realidad. Cuando me refiero a las distintas realidades, estoy enfocando las reacciones de un niño rico, que recibe un juguete caro de sus padres en navidad, y un niño pobre, que recibe como regalo, un juguete barato de parte de un extraño. ¿Cuál de los dos recibe el regalo con mayor emoción? Por supuesto, que la respuesta es obvia: el niño pobre, ya que las circunstancias que rodean la situación económica familiar no le permiten a sus padres (si los tiene), entregarle un juguete. Esto nos demuestra claramente, que cuando se encuentran dos personas en ante un mismo fenómeno que es percibido a través de los órganos de los sentidos, cada cual realiza el acto de percepción de una manera distinta. Dicho de otra forma, sus realidades son distintas.
El tiempo de reacción
Cada ser humano es único e irrepetible en este universo; de allí que en muchas oportunidades el tiempo de reacción suele ser distinto, aunque dicha reacción sea la misma; algunas de estas reacciones surgen según se lo indican experiencias anteriores, el entorno en el que habita, y su instinto de conservación. Esta situación no deja de ser interesante, y puede convertirse en un excelente tema de investigación que de seguro ya ha sido estudiado dentro del campo de la psicología; una cuestión a cuyo análisis solo dedicamos poca atención y pocos esfuerzos debido a la dinámica de la vida actual, pese a que la conocemos y seguramente a diario la experimentamos con personas cercanas a nosotros mismos.
Un ejemplo explicativo
Pongamos como ejemplo, el siguiente caso: una pareja sale de paseo al campo, y ambos deciden caminar dentro de una finca ubicada al lado del camino. Cuando ya han recorrido trecho bastante largo dentro de la finca, y están suficientemente alejados de cualquier sitio donde guarecerse, sin siquiera árboles cercanos, se percatan de que un toro de casta de una prestigiosa ganadería, donde crían dichos animales para ser llevados a las corridas, ha saltado la cerca y comienza a correr hacia ellos. ¿Crees que ambos reaccionan al mismo tiempo y de la misma manera?
Ya seguramente imaginas la respuesta. El hombre, combinando su instinto protector (en algunos casos), con el de autoconservación busca a su alrededor un trozo de madera, una piedra, o algo con qué hacer frente al animal; mientras que la mujer, gracias a su curiosidad innata, se queda mirando cómo el animal se acerca, y cuando ya está cerca, grita, se queda paralizada y cierra los ojos, esperando que la amenaza siga de largo en su veloz carrera sin hacerle daño, y desaparezca. Esa sería la reacción más común que pudiera esperarse. Pero al final…
¿Qué ocurre al final?
Al final ambos emprenden una veloz carrera. El fin que persiguen es su protección. ¡Sálvese quien pueda!…Ante esta reacción… ¿Quién crees que corre primero? La prioridad en este caso es desaparecer de la zona de peligro, y alejarse de la amenaza. Al momento de reaccionar mediante la huida, cada quién saca la mayor ventaja y demuestra sus excelentes condiciones físicas para competir en una carrera de velocidad. Sea cual fuere el caso, es solo un ejemplo, y como ejemplo (en este caso) tiene efectos ilustrativos únicamente.
¿Qué harías en tu caso?
Como la intención no es parcializarse por ninguno de los dos miembros de la pareja, ya que cada quién tiene su perspectiva propia, sé que tu caso defenderás el papel de él o de ella, y dirás que alguno de los dos se sacrificará por el bien del otro. En todo caso, existen muchos argumentos que pueden servir como material para elaborar un excelente guión del papel del héroe, o la heroína. Quién salva al otro del peligro… Lo dejo a tu elección.
La intención…
Durante esta corta narración, de seguro he logrado que en tu mente construyas el escenario completo donde se ha desarrollado el ejemplo; y has colocado a dos personajes conocidos como los actores principales, tal vez uno de ellos eres tú mismo, o tú misma, porque te recordó algún hecho del pasado, viste alguna escena de una película, o algún video donde los personajes enfrentan una situación parecida. Hasta aquí, has pensado el qué; pero ahora viene el cómo.
Selección de información
Por medio de innumerables canales nos llega a diario información sobre hechos similares; algunos con consecuencias graves, desagradables, desastrosas, y otros que dan pié a situaciones que nos causan risa y nos hacen pasar buenos ratos que nos ayudan a combatir el estrés: videos cómicos, historias jocosas contadas por amigos sobre alguna vivencia propia, o publicaciones graciosas que los narran. Si te fijas bien a cuál de estos contenidos le has prestado más atención, descifrarás cómo pensar acerca de la situación vivida por la pareja que te acabo de narrar. Todo depende del grado de atención con el que realices la interpretación.
Como niños, somos soñadores
Todo depende de nuestras experiencias previas (vividas en lo personal, por otras personas en el mundo real, o que creemos haber vivido gracias al mundo virtual); experiencias que se quedan guardadas en nuestra mente, y nos dicen cómo reaccionar, el momento preciso para hacerlo, y ante qué situaciones vamos a reaccionar. Nuestro mundo ha cambiado, y nosotros con él. Gracias a la tecnología disponible podemos estar en el lugar que queramos, a la hora que lo indiquemos, en la situación que escojamos, sin salir de la seguridad de nuestro hogar u oficina. Saber cómo pensar también es parte de nuestro día a día; pero el saber qué pensar es decisión de cada quién. Espero que este corto, pero sencillo contenido haya sido de tu agrado. Si te gustó, envíame tu comentario, a través del formulario de contacto de mi sitio web.
Hasta pronto.