Todos algún día de nuestras vidas nos hemos autodenominado “asesores”; ya sea por nuestro conocimiento, habilidades y destrezas, o porque hayamos estado ejerciendo un cargo directivo, académico, o gerencial.
En esas oportunidades no hemos tomado en cuenta realmente cuál es el nivel ni el campo del conocimiento de nuestro dominio. Lo único que nos ha importado es “salir adelante” con alguna solución a una necesidad o un problema de cualquier magnitud, dentro de la organización a la que pertenezcamos.
Esa “asesoría” se convierte instantáneamente en un camino, una ruta para solucionar, disminuir o neutralizar las circunstancias que hayan sido causantes de dicho problema.
En el campo académico, según mi apreciación particular, las cosas no funcionan igual; ya que estamos hablando de “construcción de conocimientos”; estamos hablando de la construcción simultánea del futuro de las personas que acuden a nosotros para (según ellas), solucionar un problema, cuando en realidad acuden a nosotros para que nos convirtamos en copartícipes de la construcción de sus futuros inmediatos, a través de la búsqueda de solución a una situación por ellas mismas problematizada, de la que surge tal problema, y debe plantearse una propuesta de solución.
Aunque parece un tanto errada esta concepción, existe una gran diferencia entre lo que denominamos “problema” en el mundo real del día a día, o “mundo sensorial”, según Aristóteles, y lo que denominamos como tal, en el “mundo de las ideas”, que para mí representa el mundo del conocimiento.
En el primero de los casos, las soluciones generalmente son prácticas, basadas en procedimientos o procesos ya probados que pueden ser traspolados de un campo del conocimiento a otro. Estas soluciones están basadas en soluciones anteriores ya comprobadas. En el campo académico, es necesario que el “asesor académico” conozca a profundidad los planteamientos de pensadores de las distintas corrientes, escuelas filosóficas, corrientes y tendencias, con el fin de poder entender el “yo” interno de la persona asesorada; sus perspectivas, sus objetivos personales y las metas que quiere lograr. Solo así, este “asesor académico” podrá engranar estos elementos para poder recomendar, y no imponer sus ideas basándose en que el conocimiento es poder.
A mi entender, durante un proceso de asesoría académica debe existir un proceso de horizontalidad entre el asesor y la persona asesorada; ya que de lo contrario encontraremos un proceso de “imposición de ideas” del primero hacia la segunda, con el fin de dar cumplimiento a un mero requisito de la institución educativa en la que la persona interesada curse estudios.
Seguramente habrá quienes al leer estas cortas, pero directas reflexiones que como docente universitario de postgrado he encontrado como consecuencia de los años de experiencia, expresarán su desacuerdo, ya que han considerado todo el tiempo que el asesor académico es quien lleva el dominio de la situación cuando de elaboración de una tesis o de un trabajo de grado se trata. Esta falsa figura de “superioridad académica”, en casi la totalidad de los casos genera la imposición de nuestra marca personal en cada tesis o trabajo de grado que asesoramos.
Prueba de ello lo encontramos al momento de analizar trabajos de grado que: aparte de cumplir con las normas propias de cada institución educativa, cuentan con la marca obligada de muchos asesores; marcas que son fáciles de identificar, porque generalmente siguen un mismo patrón.
Como resultado de estas y otras reflexiones; y como Director General de la Academia Privada Carpe Media Labs, me he propuesto preparar y conformar junto a mi equipo de trabajo, un curso para formación de asesores académicos dirigido a docentes, expertos en otras áreas distintas a la educación, estudiantes y personas interesadas en ayudar a otros en el logro de sus metas y objetivos académicos.
A través de este curso esperamos como Academia Privada proveer de las herramientas necesarias a este segmento de personas interesadas para que logren brindar una asesoría académica de calidad. Esperamos lograr a través de este, y otros cursos interesantes, un importante apoyo a la educación.