Hace más de cuatro décadas atrás…
En el año 1977; siendo aún cadete en período de formación militar, tomé lo que considero fue una de las más acertadas y trascendentales decisiones para enrumbar mi vida profesional futura, decidí especializarme en el área ambiental. En esa oportunidad me sentía atraído (como hasta ahora), en los asuntos relacionados con las plantas, los animales y el agua, como parte de lo inculcado por mis padres durante la niñez
La vida de cadetes tenía sus propias exigencias, y dentro de ellas, este período requería que diéramos lo mejor de nosotros mismos, dentro de un entorno de sana competencia entre un numeroso grupo de compañeros. Quienes fungieron como nuestros formadores siempre buscaron la excelencia para que nuestra formación profesional fuera la mejor. Desarrollar todas nuestras capacidades, habilidades y destrezas era nuestro gran reto; tanto en lo físico, como en lo intelectual.
¿Cuándo decidí apostar por el medio ambiente?
Luego de haber aprobado satisfactoriamente los tres primeros años donde recibíamos los conocimientos generales, entramos al área de la especialización, donde poco a poco fueron apareciendo personajes que gracias a sus conocimientos, su experiencia, la pasión con la que desempeñaban sus funciones y actividades, y sobre todo su dedicación, don de gente, y sencillez fueron inculcando en cada uno de nosotros una marca indeleble que nos distinguía como verdaderos guardianes de la naturaleza dentro de un mundo en que comenzaba a «ponerse de moda» la educación ambiental.
Recordando algunos de mis maestros en materia ambiental
Fueron varios los personajes que la divina providencia puso ante nosotros con la finalidad de que fuéramos sus aprendices, quienes debíamos de una u otra forma continuar con su legado. Es por eso, que después de cuatro décadas quiero hacer un justo recordatorio de nuestros maestros en el área ambiental, de los que mi memoria trae el recuerdo de dos de ellos que sobresalieron por su entrega y dedicación al ambiente.
El primero de ellos es el Doctor Pedro Alejandro Lava Sánchez (PhD en Biología molecular)- quien fuera jefe del laboratorio de Biología Molecular, del equipo del Dr. Jacinto Convit, descubridores de la vacuna contra la lepra, en el Instituto de Dermatología, hoy Instituto de Biomedicina de Caracas – Venezuela, de quien anexo una fotografía publicada en Internet.
Otro de nuestros recordados maestros fue el profesor Karl Peter Trebbau Millowitsh, mejor conocido como Pedro Trebbau. De origen alemán nacionalizado desde 1957, quien se desempeñó hasta 1974 como director técnico del Parque Zoológico El Pinar en la ciudad de Caracas – Venezuela, también fue profesor en el Instituto de Zoología Tropical de la Universidad Central de Venezuela. Parte de su amplia obra está documentada a través de blog, programas televisivos y videos en YouTube, además de los zoológicos en los que se desempeñó.
Así como ellos, existe una larga lista de selectos profesionales quienes fueron nuestros maestros; tanto militares como civiles, de reconocida trayectoria, a nivel nacional e internacional; razón de peso para llenarnos de orgullo, e impregnarnos de un gran compromiso que tratamos de cumplir a partir de nuestra graduación en 1978, en todos los rincones de Venezuela.
Nuestro compromiso
Hoy en día, cuando ya estamos dedicados a otras actividades (algunas muy distintas), el compromiso continúa, y nuestra metas consiste en tratar de llenar los vacíos que dejaron nuestros maestros, de continuar con su legado, a través de la educación mediante la guía y orientación a las generaciones actuales para poder asegurar la vida sana de las generaciones futuras.
Es por esa razón: el compromiso con quienes fueron nuestros maestros, guías y mentores en la defensa y conservación ambiental hace más de cuatro décadas, que quise dedicar algunos momentos disponibles para escribir varias reflexiones y orientaciones en materia ambiental, con el fin último de incentivar a quienes comparten el compromiso, la pasión y la dedicación a la promoción del ambiente, para hacer del mundo en que vivimos más habitable, más sano; y sobre todo, más seguro para nosotros y para quienes nos sucederán en el futuro.