El equipo de trabajo en los proyectos

SERIE SENCILLOS Y PRÁCTICOS

EPISODIO 10

Desde hace un tiempo para acá, he estado escribiendo algunos podcasts, con la intención de hacer que la escritura, un hábito. He buscado identificar un nicho o temática específica, dependiendo del target, o público objetivo; y al final de dicho recorrido logré “aterrizar”, entendiendo que los temas educativos y los del día a día, de nuestra cotidianidad, eran los temas que más interés producen en las personas.

He realizado la lectura de varios autores (algunos de renombre, y otros no reconocidos), y paseado por otros escritos de quienes como yo, sienten el deseo y la necesidad de compartir sus ideas y conocimientos con otras personas. Más sin embargo, esta buena y sana intención debe cumplir algunas reglas importantes, ya que se trata de poner a disposición de los usuarios y usuarias, un producto de calidad; un mensaje diáfano, inteligible, de fácil comprensión, que redundará en el crecimiento individual de cada quién, según sus propios intereses.

Pensando antes de comenzar a escribir…

A veces, he titubeado antes de comenzar a escribir, pensando en la búsqueda de la perfección, del cuido de cada detalle, y de la ubicación perfecta de las palabras en franca comunión con lo que quiero transmitir, y lo que espero que entienda cada uno de mis lectores. Al final, las ideas llegan solas, y los pensamientos fluyen automáticamente, formando un engranaje perfecto entre mi mente, mis dedos y el teclado de mi computadora. Es el momento de no mirar hacia atrás, y de seguir produciendo para que alguien: en algún lugar y en algún momento, al igual que yo lo he hecho, realice un paseo por mis escritos.

Una de las características distintivas de los seres humanos, es la falta de entendimiento. Muchas veces, mientras más se hace hincapié sobre algún tema en particular, es cuando menor importancia le dan nuestros interlocutores; mientras que aquellas palabras aparentemente “vacías”, son las que causan mayor ruido, y logran que la atención se centre (muchas veces por curiosidad), y nuestro objetivo se logre con los mejores resultados.

Comenzar con ánimos y terminar con desánimo

Por ahora, quiero compartir con ustedes la importancia que tiene la llegada de las personas en algunos instantes de nuestras vidas. Hay veces en que las ideas de algunas personas coinciden con las nuestras; sobre todo, cuando de materializar algún proyecto se trata, mientras que otras “comienzan con mucho brío, y terminan con escalofrío”, recordando un viejo dicho venezolano, para identificar a quienes quieren iniciar algún tipo de empresa, pero a las primeras de cambio se rinden y abandonan el impulso inicial.

Por otra parte; y más importante aún, está la parábola, en la que nuestro Señor Jesucristo nos cuenta y nos enseña sobre la historia de un rey que estaba celebrando su banquete de bodas, y envió a sus siervos para que llamaran a los invitados, pero estos no quisieron asistir, expresada en la frase siguiente: “porque muchos son los llamados y pocos los escogidos”. A través de ésta  parábola recibimos una importante enseñanza: no todas las personas a quienes llamamos para compartir y desarrollar un proyecto,  tienen nuestros mismos intereses, los mismos objetivos, ni los propios deseos y voluntad.

He querido iniciar en una forma poco usual ésta conversación escrita, para lograr que las dos frases anteriores nos ilustren acerca de la importancia de la formación de un buen equipo de trabajo  para el desarrollo de una empresa de cualquier tipo, por más pequeña que ésta sea.

Características de un buen equipo de trabajo

Considero que lo primero que debe existir, es la confianza; una confianza plena y comprobada, puesta a prueba con pequeños detalles. A fin de cuenta, los pequeños detalles hacen las grandes diferencias. Seguidamente, debe existir la identificación plena con el proyecto que deseamos materializar. Luego; y no menos importante: la amistad. Aunque muchos proyectos se desarrollan hoy en día con el apoyo de personas que a veces no se conocen (por conveniencia en los negocios), si se quiere que un proyecto ya materializado y desarrollado perdure, es importante (creo yo), que exista al menos un cierto grado de amistad. En caso contrario, estaremos frente a una persona que pone todo su esfuerzo para que la empresa surja, y otra que únicamente pone a disposición el apoyo material o monetario, y que a la larga disfrutará de iguales o mayores beneficios.

Lo expuesto en el párrafo anterior es harina de otro costal, ya que estaríamos tratando asuntos relacionados netamente con la presencia de inversionistas en el desarrollo de un proyecto. Ahora bien: imagínense un proyecto en el que los beneficios económicos sean pocos, y sobresalga la intención de ayudar a otros en su crecimiento personal. ¿Verdad que es algo difícil de creer?   

Sé que algunos de ustedes esperan que les dé la respuesta a ésta interrogante, pero prefiero dejar en sus manos el privilegio de responderla.

Espero haber podido “crear ruido”, y llevarlos a la reflexión antes de emprender algún tipo de proyecto, por más pequeño que éste sea. No importa el tamaño, o la dimensión de tu proyecto; lo interesante es cuánto significa para ti, y para las personas que te rodean: aquellas personas que realmente están identificadas contigo y con el proyecto, y cuyas metas, objetivos e intereses vayan dirigidos al bien común.

Les invito a reflexionar sobre estas cortas palabras, con el fin de no desmayar en sus intentos para desarrollar sus proyectos personales, los cuales, de seguro están esperando por ustedes, junto a un grupo de personas ansiosas por conformar un excelente equipo de trabajo que los llevará al logro del éxito. Si tienen algún proyecto pendiente, es hora de desempolvarlo y sacarlo a la luz. Todavía están a tiempo. Constancia, perseverancia, trabajo, esfuerzo y sacrificio, son en parte el precio que se debe pagar para alcanzar el éxito deseado.

Envíame tu comentario. Te espero en la próxima entrega.

Hasta pronto…

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