Proyectarse hacia el futuro, a través de la imaginación, siempre ha sido un enigma para el ser humano; una manera de mejorar nuestras vidas, de seleccionar futuras acciones, y una forma de decidir ese futuro a nuestra conveniencia, logrando vencer los obstáculos que pudieran presentarse. Es la capacidad que tiene el ser humano para solucionar problemas.
Esa capacidad para solucionar problemas, es lo que se entiende como inteligencia; y esa proyección hacia el futuro, que nos permitirá dilucidar los posibles resultados de las acciones necesarias para vencer los posibles obstáculos que nos llevarán al futuro que deseamos, es lo que los seres humanos conocemos como planificación.
A diferencia de los seres humanos, los animales actúan por instinto; la naturaleza se encarga de planificar por ellos. Para que esta planificación se cumpla al pié de la letra; proporciona obstáculos y medios para la supervivencia del mas apto, mientras que el ser humano planifica para fines a veces contrarios a la misma naturaleza, sin pensar en su propia supervivencia.
Sin embargo, los seres humanos utilizan la previsión como elemento indispensable; mientras que el resto de los seres vivos (animales y plantas) están “programados” para cumplir con cada una de las fases de su ciclo vital conforme a los designios de la naturaleza, y adaptan estos ciclos a la fuerza de la naturaleza, sin la posibilidad de tomar decisiones.
¿Qué es el futuro deseado?
Es allí donde encontramos estos dos importantes elementos que conforman esa proyección hacia el futuro que queremos, basada en la previsión y en las decisiones que nos llevarán hacia ese futuro, que se conoce como el futuro deseado. Para alcanzar ese futuro deseado debemos relacionar nuestras acciones, decisiones y previsiones en forma concatenada.
Ahora bien, hablemos de cada uno de estos aspectos que conforman la planificación, comenzando con las decisiones. Nuestras vidas están repletas de decisiones: muchas de ellas las tomamos en forma casi mecánica; algunas por instinto, y otras, por cumplir una obligación, pero en todos los casos, obedecen a un proceso de análisis de opciones para una solución.
Algunas veces se tiende a confundir una acción con una reacción. Se puede hablar de reacción, como el resultado de un estímulo causado por la presencia de agentes internos o externos, sin un fin determinado; mientras que la acción es un acto que realiza la persona, que incluye, afecta o comparte con otras personas, y si tiene un fin previamente determinado.
El ser humano, a lo largo de su evolución, ha aprendido a utilizar múltiples herramientas; muchas de estas tangibles y otras intangibles, las cuales ha logrado combinar a su conveniencia, para aumentar el rendimiento del esfuerzo realizado (ya sea mental o físico). Estas herramientas le permiten la toma de decisiones para adecuarse a las exigencias y demandas del medio.
Un proceso combinado de diagnóstico, análisis y reflexión del presente para la toma de decisiones en forma colectiva que permita a futuro adecuar una organización a los cambios y demandas que justifican su razón de ser, es posible realizarlo a través de lo que se conoce como planificación estratégica. Una maravillosa herramienta necesaria para toda organización.
¿Qué efectos produce la planificación estratégica en la organización?
Gracias a la planificación estratégica, una organización se transforma y se adapta a la dinámica de cambios y a los requerimientos de su entorno. Es gracias a ella, que las decisiones colectivas, basadas en el consenso y el acuerdo de los diferentes criterios, permiten orientar el rumbo de la misma, hacia el logro de los objetivos planteados.
La planificación estratégica; además de ser una importante herramienta, es un instrumento y un proceso dinámico en el que participan los miembros de una organización plenamente identificados con la misión, el propósito y el futuro de ésta
Encontrarás más explicaciones, a través del siguiente video, disponible en youtube:
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