El estrés y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en estudiantes adultos.

Introducción

Los estudios en la etapa adulta de las personas representan un desafío para muchas de ellas; en algunos casos por la necesidad de hacerlo, y en otros, como un reto autoimpuesto como parte de su autorrealización. Las exigencias de la carga académica, la presión por obtener siempre resultados sobresalientes y en último caso satisfactorios, además de la necesidad de compaginar estudios con otras responsabilidades puede generar un elevado nivel de estrés causante de otras situaciones que afecten la salud. Para las personas que viven con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), el estrés puede actuar como un factor potenciador de los síntomas de dicho trastorno, impactando negativamente en su rendimiento académico y en su bienestar general.

¿Cómo el estrés puede aumentar el impacto del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en personas adultas?

El estrés puede multiplicar los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en adultos de diversas maneras:

1. A través del aumento de la dificultad para concentrarse: el estrés libera cortisol, una hormona que puede afectar la memoria y la capacidad de concentración de los seres humanos. Esto puede dificultar que las personas que presentan síntomas de TDAH no se enfoquen en algunas tareas académicas, especialmente en aquellas que requieren una atención sostenida.

2. Por medio del aumento de la impulsividad: esto puede llevar a que las personas adultas que se encuentran cursando estudios y presentan síntomas de TDAH tomen decisiones apresuradas sin pensar en sus consecuencias. Esta situación puede afectar su desempeño en exámenes, en presentaciones o en trabajos grupales; y en su vida profesional, puede traer consecuencias graves.

3. Aumentando la procrastinación: El estrés puede aumentar la tendencia de las personas adultas en proceso de estudios académicos, a procrastinar, ya que si presentan TDAH, pueden sentir fatiga por las tareas y posponerlas hasta el último momento (esto afecta el rendimiento de un curso completo, ya que muchas de las actividades académicas realizadas a través de la educación de adultos, o sistema andragógico  dependen de lo que estos hagan y compartan con sus compañeros). Esto puede generar problemas para cumplir con los plazos asignados por los docentes y la entrega de sus trabajos a tiempo.

4. Dificultando la capacidad para regular las emociones: el estrés puede afectar la capacidad de las personas con TDAH para regular las emociones, lo que puede conllevar a convertirlas en personas irritables, a la frustración y a manifestaciones de ansiedad. Como resultado se presenta dificultad de interacción con sus compañeros y profesores; puede llegar incluso, a impactar en la salud mental de estas personas.

Como antídoto con efectos curativos, es recomendable que las personas que presentan el TDAH aprendan a implementar técnicas de manejo del estrés tales como la meditación, el yoga o la respiración profunda con el fin de ayudar a reducir los niveles de cortisol y mejorar la capacidad de concentración; a desarrollar un sistema de organización personal basado en calendarios, agendas y listas de chequeo de tareas. Esto les ayudará a planificar su tiempo de estudio, y evitar o reducir la procrastinación.

Nunca está demás compartir sus experiencias con otras personas adultas que estén realizando estudios académicos que también presenten síntomas de TDAH,  con profesores orientadores, con un coach, o con profesionales de la psicología. Todos ellos pueden convertirse en una buena fuente de apoyo y comprensión. Solicitar a los docentes que adapten sus materias a este tipo de necesidades especiales también puede ayudar a reducir sus efectos.

Recomendaciones generales a los docentes con estudiantes adultos que presenten síntomas de TDAH

Investigar acerca de sus síntomas y cómo impacta en el aprendizaje de sus estudiantes; mantener un diálogo abierto y honesto con sus estudiantes mostrándoles su comprensión y su apoyo. La adaptación a las necesidades de sus alumnos como brindar tiempo adicional a las actividades asignadas, los descansos frecuentes y el uso de distintos formatos para la presentación del material de estudio (visual, auditivo, y escrito). Compartir algunas estrategias que puedan ayudar a los estudiantes adultos  a mejorar su atención, a su organización y manejo del tiempo, tales como técnicas de organización y de planificación, herramientas de apoyo, el establecimiento de metas realistas y la segmentación de tareas para evitar el cansancio y el aburrimiento.

La interacción en el aula es un factor determinante: es necesario darles a nuestros estudiantes instrucciones claras, precisas y concisas, permitir las preguntas y aclarar dudas durante la clase, evitar situaciones generadoras de frustración o impulsividad y fomentar la participación activa. También es recomendable mostrar interés, comprensión y empatía con los estudiantes, resaltar sus fortalezas, celebrar sus logros y avances, y evitar a todo trance etiquetar en forma negativa, o discriminatoria, a quienes presentan dicho trastorno.

Para muchas personas adultas que cursan estudios académicos, el aula de clases se convierte en un sitio de escape a las presiones del entorno; en especial, del entorno laboral; se convierte en un refugio para quienes buscan escapar del estrés y las responsabilidades del trabajo.

El aula de clases les ofrece un espacio en el que logran desconectarse de las obligaciones laborales y sumergirse en un entorno totalmente diferente, donde se diluyen momentáneamente las preocupaciones del trabajo. Por medio de la aprehensión de nuevos conocimientos, la participación en debates académicos y la interacción con otros estudiantes se genera una estimulación intelectual que contrasta con la rutina laboral diaria de las personas. Es una oportunidad para la adquisición de nuevas habilidades útiles para el desarrollo profesional, lo que les brinda una sensación de progreso y de avance personal.

El aula de clases también se convierte en un espacio de interacción social con personas que comparten sus mismos intereses, y les ayuda a combatir el aislamiento que a veces experimentan en el ámbito laboral. Es un sitio para el autodescubrimiento, la reflexión y la adquisición de nuevas perspectivas de vida.

Entre los beneficios que brinda el aula de clases a las personas adultas que cursan estudios académicos se encuentran los siguientes: puede convertirse en un espacio de relajación donde logran en muchos casos dejar de lado las preocupaciones del trabajo y centrarse en su aprendizaje personal, lo que ayuda a la reducción del estrés.

El contacto y la interacción con otros estudiantes adultos les aumenta la motivación para seguir aprendiendo; por otro lado, les ayuda a encontrar un equilibrio entre sus responsabilidades laborales y su vida personal, refuerza la autoestima, les brinda una mayor seguridad en sus propias capacidades y amplía la red de contactos.

Conclusión:

El estrés, conocido como el asesino silencioso, puede convertirse en un factor potenciador de los síntomas del TDAH en adultos que cursan estudios académicos de alta exigencia; sin embargo, existen métodos que ayudan a bajar sus efectos, uno de ellos puede ser la sana y oportuna orientación brindada por un coach educativo: una persona con conocimientos y experiencia en la aplicación de métodos efectivos para lograr un mejor aprovechamiento de los estudios que nos hayamos propuesto, y que hace el acompañamiento necesario para alcanzar las metas y lograr los objetivos personales de cada quién. Un verdadero apoyo para superar los desafíos y alcanzar el éxito.

Hasta una próxima entrega.

Deja un comentario